lunes, 12 de octubre de 2009

VOTA AL S.P.V.

A pesar de las abyectas presiones y de las repugnantes coacciones a las que hemos tenido que enfrentarnos, un grupo de trabajadores absolutamente independientes y sobre todo, sin deudas pendientes con la empresa, hemos sido capaces de conformar una ALTERNATIVA seria y capaz —auspiciada por el Sindicato Profesional de Vigilantes (SPV)—, con la intención fundamental de que todos podamos optar, ¡libremente!, por un proyecto completamente NUEVO y al margen de las candidaturas tradicionales (encabezadas por las mismas personas de siempre). En consecuencia, y para evitar que todo siga siendo igual, solicitamos tu VOTO.


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Si consideras que la gestión de nuestro COMITÉ no ha estado a la altura de lo que esperabas; si crees que ha llegado la hora de que gente distinta (sin ningún apego a cargo alguno) renueve —regenerándolo profundamente— este órgano tan esencial para que las condiciones laborales de todos nosotros mejoren; si aspiras a terminar con los privilegios de unos pocos y con las injusticias con las que la mayoría debe lidiar, día a día, en sus respectivos servicios; si deseas que acaben las arbitrariedades y los dobles raseros a la hora de exigirnos en el desarrollo de nuestro trabajo; si estás convencido de que tienes derecho a ser puntualmente informado de cuantos temas pudieran tratarse en cada una de las reuniones que tus representantes legales lleven a cabo, o de cualesquiera acuerdos que éstos pudiesen llegar con la empresa…; entonces no lo dudes, ¡vota al SPV!

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Haz un uso consciente de tu voto. No caigas en el error de minusvalorar el poder del mismo. Tú puedes hacer posible que el CAMBIO sea una realidad. Independientemente de quién te cobre la cuota sindical, al margen de si estás afiliado o no a cualquier sindicato; jamás deberías permitir injerencia alguna en esa parcela exclusiva de tu libertad personal. Defiende tu derecho a decidir lo que sólo tú consideres oportuno. El voto es algo que nos pertenece plenamente. Es el único recurso que poseemos para censurar aquello con lo que no hemos estado de acuerdo, y aunque los artífices de todo ello pertenezcan también a nuestro mismo sindicato, no les debemos nada. Cuando uno se afilia y da su número de cuenta corriente para que, trimestralmente (¡sin falta!), nos carguen la susodicha cuota, no vendemos nuestro voto. Nuestra capacidad de protestar y de exigir responsabilidades ni se hipoteca, ni se cede, ni se presta. No lo olvides ni por un momento: el voto es libre, secreto y absolutamente personal. Es lo único que nos pertenece por igual. ¡Úsalo!, es tu derecho.

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Recuerda que en esta ocasión, la alternativa sí es posible: elige la opción que representa el SPV. No te arrepentirás. Exige, a los que no satisficieron tus expectativas, que se pongan las pilas para la próxima ocasión. No permitas que los de siempre piensen que (aprovechándose de tu dejadez, de tu desencanto o de tu no implicación) pueden volver a estar, durante otros cuatro años, en el mismo sitio y de la misma manera. Oblígales al menos, a mejorar.